Aún no existen definiciones claras, precisas y concluyentes que todos los sociólogos, antropólogos y politólogos especializados se hayan puesto de acuerdo. No obstante en este artículo trataremos de describir mediante un compendio generalizado de interpretación:
POBREZA ALIMENTARIA: La incapacidad para obtener una canasta básica alimentaria, aún si se hiciera uso de todo el ingreso disponible en el hogar, en comprar sólo los bienes de dicha canasta.
POBREZA DE CAPACIDADES: La insuficiencia del ingreso disponible para adquirir el valor de la canasta alimentaria y efectuar los gastos necesarios en salud y educación, aun dedicando el ingreso total de los hogares nada más que para estos fines.
POBREZA DE PATRIMONIO: La insuficiencia del ingreso disponible para adquirir la canasta alimentaria, así como realizar los gastos necesarios en salud, vestido, vivienda, transporte y educación, aunque la totalidad del ingreso del hogar fuera utilizado exclusivamente para la adquisición de estos bienes y servicios.
POBREZA DE INGRESO: La medición de la pobreza a partir del monto de los ingresos de los hogares. Y esto se establecería como la medición de la capacidad de generación de ingresos familiares o de hogar de los adultos para comprar o adquirir bienes y servicios de terceros.
Pero curiosamente muy poco se habla acerca de la POBREZA DE TIEMPO. Concepto que es aplicable a quienes son víctimas de la modernidad en las sociedades productivas actuales. Sí a esos empleados y ejecutivos verdaderos esclavos del progresismo a ultranza.
Del implacable reloj despertador; de la ducha angustiada y acelerada; de la rauda afeitada; de las agendas abultadas; del impetuoso teléfono móvil sonando día y noche y del demandante WhatsApp y todas las demás novedosas aplicaciones.
De las ingestas presurosas y a destiempo. De las extenuantes rutinas laborales de 12 horas o más. Del escritorio atiborrado de folders, documentos y reportes. Del asiento de un camión o automóvil por horas y horas en desplazamientos a entrevistas. De las extenuantes reuniones de trabajo hasta altas horas de la noche y muchas veces incluyendo los días de descanso.
Y por supuesto de la alta proclividad a severos trastornos del sueño, así como enfermedades nerviosas, renales y cardiacas principalmente; ocasionadas por un ritmo de vida contrario a los requerimientos más básicos de nuestro propio equilibrio biológico.
¿Y tú también vives esta moderna pobreza?
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