Muchos mexicanos sueñan que, con el nuevo Gobierno Federal encabezado por Andrés Manuel López Obrador, nuestro país se convertirá de la noche a la mañana en una nación que se destaque mundialmente por su trasparencia y honestidad; por su desarrollo social, económico y educativo; por su equidad social; por su fuerza turística, agronómica, industrial y exportadora, etc.
Yo realmente no me atrevo aún a afirmarlo, pero quizá el nuevo titular del Poder Ejecutivo pudiese tener buenas intenciones. No obstante, antes tenemos que considerar que México tiene 53.4 millones de pobres, 44% del total de la población. 30% de las personas viven de trabajos informales, 57% no se encuentran vinculados a ninguna protección laboral por parte del estado. El 99% de índice de impunidad, solo 1.4 de cada 100 delitos se procesa penalmente. La corrupción es enorme y en todos los sectores sociales, privados, públicos y políticos. En Latinoamérica el único país que tiene los peores índices que México en cuanto a aplicación de justicia tanto civil como penal es Venezuela.
Francamente yo no creo que una sola persona sea capaz de cambiar de forma y fondo a una nación de más de 130 millones de habitantes. Antes como sociedad tenemos que hacernos algunas importantes reflexiones: ¿Te saltas filas y el semáforo? ¿Te estacionas donde no debes?, ¿Llegas tarde a tus compromisos? ¿Das mordidas al agente de tránsito? ¿Te robas la luz, el cable, el agua? ¿Compras gasolina robada, porque es más barata? ¿Pecas de clasismo, homofobia, racismo, machismo, malinchismo? ¿Tiras basura? ¿Maltratas animales? ¿Piensas que el que no tranza no avanza? ¡Así no será posible cambiar a México!
¿Sabes quién es tu diputado local y como contactarlo? No puedes esperar que un gobierno represente tus necesidades si no sabes cómo comunicárselas. Recordemos que el estatus de nuestro país no es más que es el vivo espejo de la sociedad que lo ha moldeado y constituido.
Trascendamos más allá de la fiebre electoral que llegó a dividirnos, tenemos que aceptar nuestro puesto de ciudadanos responsables y de tiempo completo. Hay que tener voluntad y disciplina. Hay que educarnos para hacer propuestas solicitando cambios y reformas.
Como sociedad somos los únicos que verdaderamente podemos cambiar a nuestro México, los gobiernos solamente fraguarán las huellas de nuestro ejemplo y participación.
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